El cambio climático y las enfermedades no transmisibles (ENT) son dos de los retos decisivos del siglo 21, cada uno presenta una amenaza significativa para la salud y el desarrollo sostenible. Se proyecta que el cambio climático tendrá efectos cada vez más perjudiciales para las comunidades y las economías en las próximas décadas, que causará cientos de miles de muertes hacia 20301. Al mismo tiempo, las ENT, como el cáncer, enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias crónicas, diabetes, y los trastornos mentales y neurológicos, ya son responsables del 68 por ciento de la mortalidad global de la carga mundial de enfermedades2 -un porcentaje que sigue creciendo.